Aquel viejo cyber...

En este momento estoy sentado en un trono giratorio de roble, con una computadora propia en la comodidad de mi habitación, bebiendo café capuchino escuchando Nirvana en mis cómodos audífonos, semidesnudo, chateando con unas golfas de Europa.

Pero ¿sabes? No siempre fue así, antes la cosa era jodida. Esto tuvo un comienzo.

Mucho de mi aprendizaje autodidacta se lo debo a un lugar especial, un sitio que me acogió en su seno cuando ningún otro lugar estaba para mi. Luego de terminar mi plato de cualquier cosa, me entraba una hiperactividad de mono en drogas, buscando qué chucha hacer en la tarde. Caminaba horas y horas por toda la ciudad de Guayaquil, sin siquiera saber qué estaba buscando.

Una tarde cualquiera, de esas que ya no están archivadas ni con fecha ni con día, di con un cyber. Hoy me da risa la ignorancia con la que andaba en esos años, pero en ese entonces era el reto de ya hacerme hombrecito y pedir las cosas por mi propia cuenta.

No les jodo, eran las épocas en que el CD era el dispositivo de almacenamiento más poderoso y el flash pendrive era un billete de 100 dólares. Creo que era más feliz porque solo habían 6 personas en mi MSN (hoy la cantidad tiene cifra de 3 dígitos), y la tarea de buscar música para descargar era una aventura en la selva digital desconocida.

Yo había visto reportajes en la televisión del auge de los cybers en España, por lo que pensé que en cualquier momento un salonero me serviría café y galletas. Solo había un cajetón con quijada de buque mas concentrado chateando en su MSN que atendiendo a la clientela.






El man que atendía

Cuantos Mp3´s, cuantos videos, cuantas pornos amigas conocí, ese cyber fue cuna del Encamador que leen hoy. A todo cyber robaban, menos a ese. Fue en este sitio donde conocí lo que era un blog, tambien aprendí lo que es una red social (llámese Hi5), y mucho antes de mi comportamiento llegara al tope de pintarme la cara, ya descubría las vulnerabilidades y bondades de lo que es interactuar con personas a traves de Internet.

No me hubiera molestado en escribir tanto de este peculiar cyber, si no fuera por sus extravagancias, y es justamente lo que se viene a continuación.

Este local, de nombre vikingo, tenia una particularidad, un descuido muy gracioso que no creo que le haya sido tanto para el dueño que rara vez lo veía visitar su negocio. Resulta que llegó un tiempo en que instalaron un software en la red de computadoras. Estoy hablando de unas 20 a 25 máquinas. Supongo que el software ese para controlar el consumo de los clientes era una mierda made in Ecuador, porque apenas si lograba su propósito.

Lo chistoso no era eso. Por casualidad descubrí que si cerraba mi sesión de cliente, y al poco rato lo volvía a abrir, no solo que no se había consumido nada del valor previamente pagado, sino que se doblaba. Juro que el primer día solo pagué un dolar, y pasé 4 horas, para el fin de semana, ya tenía 16 horas acumuladas por arte de magia.

Yo parecía cliente V.I.P, solo entraba, saludaba al que atendía el local, y buscaba mi computadora. Era una sensación de ":3" cuando abría mi sesión y encontraba una fortuna en horas de Internet a mi disposición. Asi duró días y días.

Mi temor era quedar asi a las 20 horas 


Ñoños también llenaban el cyber. Creo que habían esas pendejadas de juegos de Rol y estrategia, no se como se llaman, pero tenían bastante demanda. Un día, el joven encargado de la atención organizó de manera "secreta" a todos los muchachos para hacer una "fiesta cyber" un sabado a la medianoche. Todo esto era sin el consentimiento ni conocimiento del dueño del local. La gente a eso de las 11 de la noche, hora en que cerraban el local, todos en silencio, cerraron las puertas principales, simulando como que ya cerraban el negocio. Vigilaron que no había "sapos" en la costa, y arrancaba la jodienda ahi dentro. 10 malditas horas seguidas de juegos en Red e Internet totalmente gratis. Irónico viniendo de un sitio al que ya le estaba estafando con decenas de dólares, pero bueno. La cosa es que habían papitas, chocolate, colas, canguil, prostitutas, música e internet. Por 10 horas, el infierno se instaló en un cyber.

Le debo mucho a ese cyber, tanto asi, que aún hay cosas que conservo desde ese tiempo, que fueron bajadas justamente en esas computadoras, como por ejemplo, las ya clásicas fotos de la modelo de A Todo Dar, Verónica Andrade, totalmente en pelotas, o recuerdo cuando una vez encontré en la papelera de Reciclaje las fotos de una chica totalmente en pelotas que apenas había salido de ahi, y cómo olvidar las toneladas de MP3´s  que descargué, en esa bella época de oro de la música para gente de sexo definido.

La historia de esta ciudad le debe mucho a ese cyber, que debido a pésimas decisiones y administraciones, cayó en un pozo profundo de mediocridad e Internet con velocidad de tortuga. Quebró al punto de cerrar. Hace poco supuestamente había reabierto un local en un sector cercano al original, pero ya no era lo mismo, tanto asi, que ayer me di cuenta que otra vez había clausurado, para nunca más volver.

Hoy, con esta copa de jugo de maracuyá, brindo por aquel cyber arrecho, por todo lo que aprendí ahí, las anécdotas, como en la escuela, porque así como la vaca no olvida cuando era ternera, el Encamador no olvida cuando era noob.