Como vieron en las imágenes, que al Encamador lo inviten a una quinceañera no es precisamente la clase de vento social que uno esperaría recibir en un sobre formal, mas aun sabiendo el poder escrito de patear traseros que esta pagina web tiene. Sin embargo, humilde por donde se lo mire, el Encamador no irrespeta tan noble gesto y haciendo gala de toda su caballerosidad (y perfumándose los boxers porque uno nuncas sabe) emprende rumbo a la dirección en la fecha acordada.

Para el lector experimentado, una quinceañera de hoy en dia es equivalente a comida, adolescentes el baile y el brindis.
Yo al menos, sólo voy por la comida. Nada más.
Como era de suponerse, el regueton se escuchaba a dos cuadras de distancia. Fui recibido por la homenajeada en persona, y me ubiqué estrategicamente en las sillas cercanas a la mesa donde estaban servidos los platos con toda una gran variedad de comida; lejos de los adolescentes bailando, para que nadie me moleste.
En una fiesta rosada se produce una batalla campal: por un lado los adultos que quieren creer que estan en una fiesta de adultos, donde el olvido no es una opción para ellos y desean enguillir en su hoyo negro de aburrimiento y adultez tonta; y en el otro lado los adolescentes que creen que la madurez se escribe con "s" al final y que es de simple cuestión de auto-convencerse de que la tienen.
Yo por mi parte, engullía todos los dulces y bocaditos que se me aparecían en la mesa, a la vez que una vieja me miraba con cara de revólver. Como supuse que estaba enojada conmigo, le pregunté si toda la comida en la mesa era suya. Como me respondió que no, entonces le rematé: "Entonces déjeme comer y no joda".
A mi criterio personal, sin importar el contenido de lo que diga, cualquier chico menor a 18 años que opine, crea, piense, o esté seguro de cosas de la vida, no solo que no lo escucharé, sino que haré volar mi mente a ver si me imagino que estoy en las playas de Rio de Janeiro, atrapado en un baño para mujeres lleno de garotas. Esa noche, se pusieron a hablar del amor y los sentimientos, y 15 minutos despues estaban serruchando las entrepiernas con una cancion de Oveja Negra. Me cago en la leche pasteurizada.
Uno a los 15 años tenía como premisa encerrarse en un buen local de Playstation (o Super Nintendo, para mi audiencia contemporánea) estar entre panas, beber cola y comida chatarra. En mi caso, debido a mi ambiente "Ricky Ricón" pero sin padres a la redonda, agarré un buen puñado de dinero que había ahorrado en ese entonces y me fuí a un KFC (sí, en ese entonces no veía precios y sí comia ahí, aunque parezca mentira) pedía lo más lampara y era para mí solo. Luego regresaba a casa para ver televisión y jugar videojuegos. Si uno que otro pana venía a verme, lo mantenía en la sala mientras yo gozaba de mi cumpleaños 15 en la masculinidad de mi cuarto. Así celebramos los hombres.

Las niñas en cambio, son con una fiesta rosada. Rosada tanto estética como moralmente.

Aunque los tiempos definitivamente cambian. Ya no hay "delicadeza" en las niñas de hoy. Si antes en la tortita se ponía una vela rosada por los 15 años, esa noche vi lo que parecía ser una antorcha amazona.
Carajo.


Pasó algo asqueroso, pero creo que ustedes, mi audiencia arrecha, sabe reconocer la hidalguía de un madera de guerrero. Al cabo de una hora de fiesta, al parecer no había quien ponga música en la computadora. No pude hacerme más el loco y accedí a manejar la computadora con la música. Lo terrible fue que había dos opciones: regueton para los niños, o salsa para los viejos.
Era una encrucijada mierdosa: o complacía a la quinceañera con regueton, o a los padres con salsa, pero los chicos se iban a molestar y lo padres me estaban poniendo ya $20.
La verdad es que llegué a conocer un poquito de este mundo fecal, y déjenme decirles que satisfacer a estos retardados no es para nada difícil. De hecho, fué tan fácil que mientras ponía las canciones al azar, tuve tiempo suficiente para redactar este artículo que estan leyendo en Word (porque no tenían Dreamweaver como en mi computadora). Osea, soy tan genial que pude ser Dj y articulista al mismo tiempo. Véanme como un opositor de gran talento y sumo poder encamador.
No les miento y tuve que poner esas huevadas de Daddy Yankee o Don Omar. Los muchachos estos me decían que eso estaba desactualizado y en mi mente estaba "WTF?".

Adolescente reguetonero que cree que ha vivido más que yo.

Ante la insistencia de los dos bandos, yo me puse a mí como más importante. Abrí la carpeta de música, arrastre todos los mp3 que estaban al reproductor, puse "Repetir Lista de reproduccion", mandé a la verga a los invitados y me fuí a seguir comiendo las cosas de la mesa. Es que uno tiene que hacerse respetar, sobre todo ante gente que no te conoce; y peor aún cuando es un ambiente de una música que aborreces con todo el apretar de tus puños. Lo importante es ganarse el dinero honradamente.
Dicen que a uno la vida lo castiga, que el mundo da vueltas y no se qué otras mariqueras más. Lo cierto es que yo, como buen agnóstico, no creo en lo sobrenatural, salvo ésta página web. Pero me quieren hacer entar en razón que el desequilibrio gastro-intestinal que sufrí hoy es debido a todas las maldades que hice en esa fiesta. Yo opino que fué la salsa rosada que me comí con tostitos.