El otro día hacía fila en el banco y una vieja energúmena que se encontraba en el siguiente puesto se volteó hacia mi para decirme "Guárdeme el puesto que ya regreso".
Yo, todo caballeroso a más no poder con las damas, miraba al techo haciéndome el desentendido como si no hubiese escuchado nada. Nunca le respondí.
Nada de esto se estuviera escribiendo en el presente artículo de no ser por lo que vi a continuación. Tan pronto vi que la señora esa salió del banco pensé que de pronto podría estar necesitando realizar alguna cosa importante, pero que tremenda mierda me pegué que se puso a comer mote donde una de esas paisanas que saben vender en canastos de maní y huevo.
Mientras todas las personas en la fila estábamos parados como la gabardina, dicha señora se deleitaba con aquellos manjares de la gastronomía paisana.
El aspecto chistoso de esta situación es que seguramente la señora no pensaba ( o más bien creo que no tuvo cuidado de ser precavida) de que la estaba observando.
Regresó al rato a recuperar su puesto adelante de mi, con esa sonrisita de mierda de "ay, soy una pilla" y se unió al festival de los aguantadores cojudos que es la fila de un banco. El chiste se arruinó al par de minutos cuando vuelta esta misma vieja me dice "Guárdeme el puesto que ya regreso".
"Son dos dólares" - le dije.
Varios años atrás tuve la genial idea de crear un trabajo cuando pasé frente al aeropuerto y vi cómo los extranjeros se veían idiotas al no poder comunicarse con los ecuatorianos. Tomé una camiseta y le estampé la palabra "Translator" en el pecho, y me paraba en la salida internacional a pescar algún pato gringo que necesitara comunicarse en inglés. Fue así como me ganaba mis primeros dólares de propina. Claro que al poco tiempo un sapo notó lo que hacía y me pidieron que me vaya.
La cuestión es que al ejercer la bella profesión de "Traductor" no faltaba quien pensara que esto era un servicio propio del aeropuerto, incluído en el pasaje de pronto. Tenía que aclararme la garganta una que otra vez y muy fuerte para que se entendiera que esta vaina no la hago sin recompensa.
Piensa de mi lo que quieras, pero hay una ley que está intrínseca en la Naturaleza y en la existencia del Universo mismo: Nada es gratis.
El Universo mismo se consume, debe compensar lo que gasta. |
- -Para que exista la materia que somos se tuvo que crear y destruir anti-materia.
- -El sol genera calor tomando el hidrógeno para, en una fusión termo-nuclear, convertirlo en rico helio que es el solazo que te fastidia hoy en día. Pero el hidrógeno no es eterno porque llegará un dia en que se le acabe y ya no tenga con qué pagar y nos iremos todos a la verga (Bueno, todos no. Para ese entonces ya habré tranzado con una raza de ninfómanas alienígenas amazonas a que me hagan su líder en su nave intergaláctica).
- -La vida en la Tierra come lo que se produce en el planeta, y debe hacer toda clase de esfuerzo, cazando o sembrando, si quiere comer. La comida no va a ti.
- -Toda cosa que use electricidad tiene que pagar por ella. Y toda cosa que haya sido elaborada con herramientas eléctricas, así te la hayan regalado, seguramente la has pagado indirectamente.
Nada es gratis y nunca lo ha sido. Es por eso que mucha huevada, se van al carajo, y ahora sí voy a privatizar la buena voluntad y los favores. He aquí la lista de precios de aquí en adelante:
-Guardar fila en un banco: 2 dólares. En un concierto, dependiendo del puesto en la cola y el valor del boleto desde 2 hasta 80 dólares.
-Realizar tareas de otros: 5 dólares.
-Cambiar el suelto de un billete grande: 2 con 50.
-Comprar en la tienda: 1 dólar (indistintamente del valor del producto).
-Aceptar solicitudes de Facebook: $0.25 (consideren eso barato, antes de quejarse)
-Dar consejos útiles para superación personal: 2 dólares.
-Ceder el asiento en un medio de transporte a la gente: 0.50
-Sexo con mi novia: $10
-Servir bebidas en reuniones: 0.25 por vaso.
Esa es la actitud que debes tomar si quieres ser reconocido como un@ tip@ encamador, si es que quieren pasarla contigo. Sé un chepo y ve por la vida con esta ley en la mente.
Ya vengo, voy a comprarme un helado de óreo con los dos dólares que me dio la señora esa.
Pensando si cobrar por el favor de dejarles leer mi página. |