Ven conmigo si quieres vivir

En una intrépida y déjate-de-huevadas odisea, en pocas horas viajo a Quito, por diversos motivos, y ya estando en la capital ecuatoriana, aprovechar para realizar actividades diversas.

Ayer fui a comprar mi reservación en el aeropuerto, con la intención de extorsionar a todo el personal para que todo el bus quede para mi solo, con 12 azafatas en tanga (no es mi problema el frío en Quito) una cocinera, internet wi-fi, una Xbox 360 con 4 controles para jugar con las azafatas, y un plasma de 64 pulgadas. Que pendejada que no solo me miraron mal por mis exigencias, sino que no era el lugar adecuado: el aeropuerto es para aviones. Yo tenía que ir al Terminal de Buses.

Total que esta noche viajo a Quito, una ciudad que me encanta por su clima. Es una ciudad que tiene el aire acondicionado prendido todo el día, aunque también eso es lo malo. Yo, por ser de sangre caliente, críado en el sol de Guayaquil, me agarrará el frío al que no estoy acostumbrado. He estado aclimatándome y practicando en el congelador de mi casa, respirando por 30 minutos el aire helado, para volverme más machito por dentro. Les garantizo que no usaré bufanda, se ve sumamente homosexual y amariconado.

Por otra parte, pensando también en la altura (Quito es una ciudad a 2.500 metros sobre el nivel del mar) compré tanques de oxígeno y me los he estado esnifando toda esta semana. No me va a dar sorocho.

Me compré mi boleto a la localidad V.F.I.P.C.M. para el concierto de Korn en Quito (Very Fuckin´ Important Person Carajo Mierda, como no podía ser de otra manera) y por 10 dólares adicionales me pusieron en la categoría N.L.J. (No Lo Jodan) para que nadie me moleste en el recital. Tendré resguardo policial, y las azafatas aún me estarían sirviendo allí. Todas las personas en General, Tribuna o Preferencia deben hacer un saludo militar cuando me vean al ingresar, porque yo ya estaré dentro del coliseo desde temprano, antes de que abran las puertas al público.



Como estaré varios días en la ciudad de Quito, he aquí un itinerario de las cosas por hacer allí:

-Visitar el Palacio de Carondelet: Espero que el Presidente de la República se encuentre en su despacho. Quiero tomarme fotos.

-Comer Hornado: O Llapingacho, o fritada, o cualquier plato típico serrano.

-Follar Mujeres: Tengo entendido que la mujer de la sierra es famosa por su falta de trasero. Quiero pensar que no es así, sin embargo, tampoco es un problema que me traume.

-Ir a Korn en Vivo: En primera fila. Seré el Contraalmirante encargado de organizar y desorganizar las ollas, moshpits y demás relajos.

-Entrevistarme con Korn: Y firmar tratados bilaterales para exterminar el regguetón y toda la música-mierda del mundo. Yo hago mejor política de paz que el Papa Juan Pablo II.

-Dormir: Porque un hombre como yo lo necesita.

-Pasear: La verdad no es la primera vez que voy a la Capital. Ya estuve antes en el 2008, en 1992, y en el 83 cuando era un espermatozoide. Sin embargo, como a mi me gusta el ambiente de la sierra, siempre quiero perpetuar los recuerdos de mis viajes épicos. Aún no conozco Quito, pero confío en mi agudo sentido de orientación.

-Redactar un editorial desde allá: Obviamente, el hecho de estar en una ciudad fría, me excita. Escribir a 12 grados centígrados, en una ciudad ajena, y con azafatas haciéndome un pole dance lesbiano, es arrecho para un escritor.

-Visitar la Cara del Diablo: sin duda uno de los monumentos más jocosos de Ecuador


La cara del Diablo, en la carretera Quito - Guayaquil, en la cordillera. Una bienvenida alentadora a la carretera más jodida del País.


Hay algo de lo que tendré cuidado. Si alguien recuerda un viejo artículo que publiqué aqui, sabrá que tengo una deuda pendiente en Quito aún. Espero no tener la desgracia de encontrarme con la gente de aquel chongo, a quienes nunca les pagué. Pero no creo que eso suceda, sería el colmo de mi mala suerte.

Me voy de Guayaquil, de sus lluvias torrenciales, de su calor sofocante, y de su ambiente a música chichera. A los 5 días la he de extrañar. Escríbanme correos como siempre, que con chicha en la cabeza, y chanchito en la panza, se me han de salir buenas ocurrencias. Cuídenme la página.

Bueno, son 8 putas horas de viaje en bus. Allá voy.