El otro día andaba en buseta, cuando me pasó algo terrible. Usualmente prefiero esperar a un bus que esté decentemente desocupado a tener que andar como el huevo parado en un carro apretado de gente; en este caso tuve que dejar a un lado mis adefecios y subirme a uno parcialmente lleno.
Con lo ajustado que estaba el espacio disponible, me las arreglé para avanzar entre la gente.
Total que justo donde ya no pude avanzar más, me quedé agarrado de una mano al tubo, mientras chequeaba a mi alrededor con qué clase de gente me tocó viajar. Mi mano desocupada había quedado justo en las carnosas nalgas de una colorada que veía hacia el otro lado.
Me di cuenta que nada podía hacer para sacar la mano de donde estaba (aunque ¿quien carajos lo habría hecho?). Unas firmes nalgas se manejaba esa pobre hija de puta, y la exclusiva la tenía mi mano. Esto era tan glorioso, que aquella muchacha estaba atorada entre dos hombres y no podía voltearse a ver quien le amasaba el culo, aparte de que creo que tampoco sentía mi tanteo encamador.
El problema en cuestión surge cuando en una frenada del bus, le topé la cara a la señora que estaba sentada en el puesto donde yo estaba. Es en ese momento cuando me di cuenta que me había dado una erección abominable y le había sacado los lentes a la anciana con el pene. Ella reclamó horrorizada.
Yo quería taparme el bulto, pero tampoco podía aflojarme de donde me estaba agarrando (ya saben, es un bus, no se puede soltar sino te vas de trompa). Me pareció que un gordo que estaba más adelante se había reído de la situación.
Movía mi coxis sin saber a qué dirección apuntar, tratando de evitar golpear a otras personas, y evitar el molesto dolor de lastimarse el pene el cual mis boxers y mi pantalón hacían el gran esfuerzo de contener. De lo foco que era la situación, ya quería bajarme, y no me quedaba más que cruzar el inexistente camino de la gente amontonada en el pasillo del bus. En vano intenté evitar puntear a las mujeres, todas me sintieron la verga parada en sus espaldas, a cada rato "ay!.... ay!!... oiga!!!".
Salté del bus al vuelo (aún andando, y en media calle) a medio camino de mi destino y con una erección incontrolable. Juro que vi en las ventanas del bus a la anciana con esos inmensos lentes señalándome, aunque no divisé si reclamándome o admirándose (o tal vez ambas), y personas de hasta el último asiento, mirándome con diferentes expresiones estirando el cuello a medida que se alejaban. Es la primera vez que mi pene me mete en una situación tan penosa.
Qué foco.