He vivido en el mismo sector por años, y hay un perro que me tenía las bolsas arrastrando debido a que apenas me veía, se tiraba a ladrar como loco, y haciendo a un lado esa vieja frase de "perro que ladra no muerde", ya no recuerdo cuantas veces van que he realizado maniobras ninjas para esquivar sus mordidas.
Acabo de venir de la tienda con un panita porque fuimos a conseguir carbón para asar pollitos en su cascarón. Justamente el perro este estaba en el camino y se abalanzó a morder a mi pobre pana.
El hijo de perra (hablo del can este) en su desquiciado frenesí animal, por morder a mi colega, no se fija que me pone el rabo en bandeja de plata.
Ilustración artística de la intensidad del golpe. |
Preferí compartir esta placentera experiencia de respeto y superioridad animal aquí y no en mi twitter porque no entraba.